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Del árbol al genograma

Del árbol al genograma

Un ejercicio es propio de las tareas en educación primaria es crear el árbol genealógico.

¡Qué útil nos resulta el poder dibujar y plasmar en una foto una realidad familiar!

Mediante el cual volvemos loca a la familia preguntando por nuestros/a tíos/as-abuelos/as, bisabuelos/as, incluso, tatarabuelos. Este simple ejercicio es una herramienta muy útil para aquellos/as profesionales del ámbito psicosocial.

¡Qué útil nos resulta el poder dibujar y plasmar en una foto una realidad familiar!

Para las psicólogas y trabajadoras sociales, además de otras profesionales del sector que trabajan realizando intervención familiar desde la teoría de sistemas, nos es fundamental conocer aquellos rasgos principales de las personas que forman la unidad familiar como grupo primario de socialización, además de los vínculos familiares y relaciones entre sus miembros. Estos aspectos los consideramos fundamentales para realizar una buena intervención individual o familiar.

La elaboración de un árbol genealógico, donde también se valora la creatividad de los/as más peques, la búsqueda de fotografías, nombres y vínculos entre las personas antepasadas, se adaptó para crear el genograma familiar.

Podemos considerar, como lo plasmaron M. McGoldrick y R. Gerson en su libro, “Genogramas en la evaluación familiar”, que un genograma es un formato gráfico que registra información sobre la estructura y composición familiar, y las relaciones y funcionalidad entre sus miembros durante, al menos, tres generaciones.

Su impacto visual ayuda a que la persona que lo analiza pueda localizar roles (funciones o papeles que ha desempeñado cada integrante) y patrones de comportamiento e interacción (nos referimos a repeticiones en cuanto a la forma de actuar, vivir, entender la vida, afrontar los problemas, etc.) de un determinado sistema familiar. 

Esto no sólo ayuda a la persona profesional a tener un resumen de la familia, sino que es un ejercicio interesante para que la persona participante analice todos estos aspectos de manera individual.

Y, ¿cómo se hace?

La clave está en repetir, en la manera de lo posible ya que siempre hay variantes, la simbología basada en figuras que representan personas, y líneas que describen las relaciones entre ellas.

Por otro lado, también podemos plasmar las unidades de convivencia rodeando los símbolos de aquellas personas que residen juntas. Esto nos ayudará a indagar más sobre las relaciones entre los/as miembros que comparten un mismo hogar.

Las relaciones entre los/as integrantes de la familia, como podéis ver en el video, también pueden marcarse a través de los siguientes patrones:

 

No siempre las relaciones estrechas son relaciones positivas, por lo que es interesante indicar si estas son conflictivas o muy fusionadas. 

Las relaciones distantes, o aquellas que se desvanecieron o interrumpieron por algún motivo, nos dan pistas para indagar sobre acontecimientos pasados o presentes que suceden en el seno de la familia y que afectan a sus integrantes.

Como podéis ver, y haciendo autocrítica, hemos caído en estereotipos de familia a la hora de representar este genograma familiar. Las herramientas, al igual que las familias, están en constante movimiento y reformulación. Actualmente, no hay una familia modelo, hay diversidad de familias e infinidad de modelos.

El genograma, según está pensado, tiene cabida para representar a todos ellos, pero sí es cierto que debemos ir desarrollando nueva simbología ante la necesidad de visibilizar otra información relevante como orientaciones sexuales de las personas integrantes, sus creencias o pertenecías, representar identidades sexuales (personas trans, género no binario, …), orígenes, etc.

 

Volviendo a nuestra infancia, os invitamos a aproximaros a vuestra realidad familiar, y probar a plasmar en una foto los nexos de filiación y relación entre ascendientes y descendientes. ¿Encontráis vínculos o patrones similares?

 

¡Cuéntanos!

FACIES proyescto psicosocial

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