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¿Qué pasa cuándo se le considera a una persona agresiva?

¿Qué pasa cuándo se le considera a una persona agresiva?

Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre las respuestas pasivas, asertivas y agresivas. 

Sin embargo, nos parece interesante compartir qué pasa cuándo a una persona se le considera UNA PERSONA AGRESIVA. 

En la actualidad es muy común, escuchar que una persona es TÓXICA cuando la persona tiende a responder de manera agresiva. 

Es un error muy común depositar la culpa en una persona cuando algo en una relación no funciona. Es cierto que en las relaciones la persona que “tiene la mecha más corta” o es más impulsiva es la persona que antes contesta, agrede o manipula ya que al sentir menos autocontrol se deja llevar por sus sensaciones, intuición, miedos y responde de una manera más descontrolada. Sin embargo, no es la única responsable. 

Por supuesto, es importante señalar que la persona que agrede es la que se tiene que hacer cargo de la misma y bajo ningún concepto está justificada. Cuando analizamos las relaciones donde se ha producido alguna agresión (más adelante especificaremos que entendemos por agresión) hay un justificante (consciente o inconsciente/voluntaria o involuntaria) para que la persona desencadene esa conducta. Esa justificación puede ser compartida por más personas o incluso puede que la entienda únicamente el/la responsable de la misma. 

Comprender nos ayuda a que la persona que agrede asuma su responsabilidad y nos ayuda a empoderar a la víctima que padece la misma, adquiriendo herramientas y un discurso que le pueda servir en su defensa y en la puesta de límites.  

Por ejemplo, imaginaos que en una discusión entre dos personas una persona se siente acorralada porque se le están acusando de algo que no coincide con su realidad y ante esta acusación insulta a la otra persona, y le amenaza con que si lo vuelve a repetir... le va a pegar.  

Este caso, lo trataríamos del siguiente modo; entendiendo que la persona se siente acorralada y no encuentra palabras para defenderse o salir airosa del malentendido agrede con un insulto y una amenaza.  

Por lo tanto, por un lado, recogiendo la impotencia que siente esta persona se le indicaría que es comprensible la impotencia que tiene que sentir ante esto, sin embargo, no es posible que actúe de una manera agresiva. Seguro, que lo ha hecho lo mejor que ha sabido, sin embargo, ha de adquirir las palabras que necesita para afrontar esa conversación, si no las encuentra tendrá que tomarse un tiempo antes de afrontar la misma.  

Por otro lado, invitaríamos a la víctima que a pesar de entender que esta persona se haya sentido acorralada e impotente no se puede tolerar esa conducta, por lo tanto, tomar una decisión con respecto al límite posterior le podría ayudar en la no justificación y en que ese tipo de conductas no se repitan. Tras esto, la víctima puede hacer un análisis ante las decisiones anteriores que se toman para afrontar este tipo de situaciones bien retirándose con antelación o afrontándola desde un lado asertivo y no desde la bondad/maldad o el reconocimiento de su realidad...  

Cuando afrontas un caso de agresión desde la perspectiva de la bondad o maldad es muy probable que tan solo consigamos que cada una de las partes se defienda más sin llegar a un punto de acuerdo y de cambio. 

Es importante vernos como agresores/as, ya que en nuestras relaciones sin pretenderlo y haciéndolo lo mejor que sabemos tomamos muchas decisiones que suponen una agresión para la/las otra/s personas.  

Entendemos por agresiones conductas que inducen a otra/s persona/s un daño, bien a través de la auto o heteroagresión. Ese daño ha de valorarlo la persona que recibe el daño ya que de lo contrario la persona que lo induce es muy probable que no lo reconozca ya que no era su intención. 

En ocasiones, preferimos reconocer la violencia como cosa de otros/as y el fin de la misma como si se pudiese hacer una localización tumoral y extirpación de la misma. De este modo, nos cuesta vernos como personas que agredimos y, por lo tanto, ante una agresión negamos haberla producido o haber tenido que ver con esta.  

Cuando nos reconocemos en la agresión bien ejecutándola o siendo víctimas de la misma es más fácil salir de los círculos que se pueden crear.  

Hablar desde la generalización es algo muy peligroso ya que cada caso de agresión tiene muchísimos matices y variables. Sin embargo, si consideramos importante divulgar este punto de vista para un mejor afrontamiento general de las agresiones en un mundo hostil. 

Como siempre indicamos los espacios de cuidado grupos, terapia, formaciones te van a ayudar en gran medida para ir deshilando este tipo de malentendidos que en ocasiones acaban en la muerte.  

Concluyendo y respondiendo a nuestra pregunta cuando se le considera a UNA PERSONA AGRESIVA O TÓXICA se le está depositando toda la responsabilidad de la relación a la persona por así decirlo más vulnerable en la relación. Ya que la persona con la inteligencia emocional, la autoestima... más dañada van a ser las que respondan de manera más defensiva, tomándose cuestiones naturales de las relaciones como aspectos personales que en seguida dañan su imagen, su concepto y atacan como si su integridad corriese peligro. 

Las relaciones sociales se intoxican por las personas que componen la relación. Por lo tanto, si te identificas más con el perfil agresivo acércate a terapia y de la misma manera si eres la persona que suele recibir la agresión. Os acompañaremos para que los roles ante las relaciones sean flexibles decidiendo la que más interese en cada situación. 

FACIES proyescto psicosocial

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